lunes, 25 de mayo de 2015

Del llanto.

Tiempo ha escribí De las lágrimas. Luego escribí sobre De la razón de las lágrimas. Hoy les quiero contar Del llanto.

El llanto es la “efusión de lágrimas acompañada frecuentemente de lamentos y sollozos.” Sollozo es la “acción y efecto de sollozar” y sollozar es “respirar de manera profunda y entrecortada a causa del llanto.”

Resulta que ahora que soy padre de La Boronita me es muy frecuente “escuchar” ese sollozo o ese llanto. ¿Por qué entrecomillo la palabra escuchar? Pues porque realmente NO lo escucho. Lo sufro. Lo sufro como asumo cualquier padre sufre cuando escucha su hija llorar. Y es que no es solamente escucharlo… Es presentirlo. Es ese momento en el que su boquita deja de estar acomodada en su posición natural y se arruga un poco. Ese famoso puchero que consiste en todos esos “gestos o movimientos que preceden al llanto, ya verdadero, ya fingido”. Y es que como La Boronita no tiene otra forma de pedir ayuda, ya porque tiene frío, hambre o está sucia, pues no le queda más remedio que llorar.

Ese llanto de mi hija no lo conocía. Pues sí, sí había escuchado a otros bebés llorando, pero no es lo mismo que cuando se trata de mi propia hija. A mi Boronita la escucho llorando y todo en mí cambia. Quisiera poder interpretar lo que quiere decir, porque asumo que cada llanto es un grito infinito al cielo en el que dice que tiene hambre… O en el que articula perfectamente que tiene frío. En fin, enfrentarse a un bebé llorando es como enfrentarse a cualquier cosa que esté descompuesta. Digamos que es lo más cercano a una computadora fallando. Uno sabe que la computadora está mala, pero la computadora no te indica qué le sucede, entonces vos tenés que comenzar con ese famoso güeveo del “troubleshooting”. O sea, prueba y error. Si no es esto es aquello. Y aquí ese mentado “Second level” no es más que un doctor especialista en niños. Aló, Dr, pasa tal cosa… Sí, ya probamos esto y aquello… Ah OK. ¿Así de sencillo? OK. Si vuelve a pasar lo llamamos de nuevo. Sí. Muchas gracias.

Pero bien, ese llanto de bebé yo lo esperaba. Yo sabía que iba a suceder. Yo sabía que a como íbamos a tener noches tranquilas, íbamos a tener otras no tan tranquilas. Lo que no sabía, lo que no pude preveer es el cabrón llanto paterno.

Resulta que la buena Jime me ha hecho llorar TANTAS veces que ya perdí la cuenta. Todo empezó cuando Pri se hizo la prueba de embarazo. En realidad las dos pruebas de embarazo. Lloré al saber que iba a ser padre. Siguió la fiesta del llanto en el primer ultrasonido. Y siguió por los nueve meses con cada cosa que sucedía. Cuando más se manifestó el cabrón llanto fue cuando nos dimos cuenta que el famoso Producto ya no era Producto… Había pasado de un nombre genérico a ser Jimena. En el momento en el que me di cuenta que el producto de la concepción era una ella lloré tres días con sus noches.

El día en el que Jime salió al mundo mi llanto siguió al suyo. Cuando hice las de papá canguro, lloré. Y seguí llorando cuando le vi el pelito parado, cuando le vi la carita, cuando la alcé, cuando la olí, cuando la abracé y un sinfín de cosas que experimenté con ella por primera vez.

He llorado cuando la cobijo pensando en aquellos que no tienen con quien cobijar a sus bebés. He llorado cuando la acuesto en su cuna o en su moisés a sabiendas que algunos no tienen ni lo uno ni lo otro. He llorado cuando le estoy dando chupón con solo pensar en qué haría si no tuviese la dicha de poder alimentarla. He llorado cuando la veo dormidita, quietecita, respirando, toda tranquilita. ¡Qué duro debe de ser ver a un hijo en otra condición opuesta a la descrita! He llorado cuando la visto o cuando la cambio o cuando le pongo crema pensando en todas aquellas personas que no tienen nada de eso. He llorado cuando le he leído pensando en todos aquellos padres que no disfrutan a sus hijos y que no les dedican algunos minutos al día. He llorado cuando va conmigo en el carro y llueve, y me imagino a todas esas personas que tienen que mojarse caminando o en un bus. He llorado al saberme padre y al saber que muchos desearían estar en mi lugar. He llorado por muchas razones. Y no creo que pare de llorar.

¿Por qué les cuento hoy de toda la lloradera? Pues bien, el domingo 10 mayo llevé a Jime por primera vez al Teatro Nacional. Se trataba del IV Concierto de la Temporada Oficial del 2015. ¿Programa? Herra, con su “Poema sinfónico Guanacaste”; Mozart, Concierto para Piano No. 26 y Brahms, con su Sinfonía No. 2. Compré palco y seleccioné los últimos dos asientos para poder salir rápidamente en la eventualidad de que el llanto apareciera. Ni hizo falta. La de Herra la escuchamos bien, ella en su silla y yo en la mía. Durante Mozart la alcé y se durmió en mi hombro. La de Bramhs la escuchó casi completa, casi no porque llorara, pero porque comenzó a hacer bullitas faltando unos cinco o diez minutos para que terminara y me salí al pasillo.

En los tres movimientos de Mozart lloré. Yo no soy muy religioso. No soy muy creyente tampoco. Digamos que soy agnóstico y con eso cerramos esa parte. Rara vez voy a misa y cuando lo hago, es más por un compromiso social que por fervor o amor al rito. Pero cuando se trata de la Sinfónica, soy litúrgico. Tengo mis ritos personales y creo en todos mis dioses paganos. Dioses creadores de conciertos y sinfonías que me han regalado uno de los placeres más bellos… La música. Ese día no entiendo qué me pasó. Ha sido de los momentos más íntimos que he tenido con Jime. Ella y yo solos en un palco del Teatro Nacional. Ella con menos de dos meses y ya asistiendo a su primer concierto.

En 1990 mi papá compró equipo de sonido Sony (en la frontera, evidentemente). Con el equipo compró tres CDs. Luces del alma, de Luis Enrique. Hot Street Salsa, de varios cantantes que no recuerdo ni quiero recordar y Bolero de Ravel. Una vez mi papá me puso Bolero. Le subió el volumen y me dijo que la escuchara. Nunca voy a olvidar ese momento. Yo no podía comprender lo que estaba oyendo. A pesar de que me gustó, no le di seguimiento. Me dediqué a mi etapa “grunge”. ¿Quién quiere a Ravel si tiene a “Stone Temple Pilots” y a “Pearl Jam”?

En el 98 tuve la oportunidad de visitar Italia y tener ese encontronazo cultural y en el 99, asistí por vez primera al Teatro Nacional. No recuerdo cuál concierto, pero sí recuerdo que era en el “gallinero”, que de toda suerte era lo que como estudiante podía pagar. Recuerdo que no terminé de aplaudir al finalizar el concierto para ir a tomar el bus a casa. Recuerdo que los primeros conciertos esa era la dinámica. Tenía que salir apenas terminaba y honrar con aplausos perdidos a mis adorados músicos porque de hacerlo in situ me dejaba el bus. Luego pude “descender” a palco, luego a luneta y luego podía escoger donde quisiera estar.

Esa ida al Teatro fue muy importante. Era un territorio por mí desconocido. Fue descubrir tal vez una de las cosas que más disfruto. Durante años compré la temporada y un tiquete adicional. Creo haber llevado por lo menos a 40 personas a su “primer concierto”. Desdichadamente ese primer concierto probó ser el último, pues a pesar de que todos dijeron haber pasado un rato excepcional, no volví a ver a nadie en otro concierto. Durante años soñé con llevar a mis sobrinitos a su primer concierto. Eso tampoco sucedió nunca. Entonces cuando llevé a mi hija, a mi propia hija, a mi Boronita, a mi Jime, a la Jime de mi corazón por vez primera no pude contener el llanto. Era tal vez uno de esos sueños que no pensé tener, y sin embargo cuando lo pude hacer, tuve la dicha de darme cuenta de que era un sueño hecho realidad. Un sueño sin serlo, porque era una realidad contundente. Era una realidad con un piano de frente. Con sus tres movimientos. Con su olor a Teatro. Con sus sillas. Con sus calor. Con su oscuridad cómplice. Lloré. Lloré durante el Allegro, durante el Larghetto y durante el Allegretto. Lloré mientras aplaudía. Lloro cuando me acuerdo. Lloro por haber tenido la dicha de llevar a mi hija a su primer concierto.


Lloré con la noticia de su venida, con sus pataditas, con el primer avistamiento, con su primer llanto, con todas las cosas que les conté. Es muy posible que siga llorando mi vida entera todas dichas y sus desdichas. Pero ese llanto del Teatro… Ufff… ¡Qué rico me supo!

viernes, 17 de abril de 2015

A propósito de que "siento que siento…"

Siento que me es más sencillo escribir cuando alguien me pregunta algo, así hago como que estoy respondiendo y por lo tanto, solo voy ahí, poniendo lo que me cruza la cabeza… Hace algunos días escribí sobre ese fenómeno llamado paternidad… Y como me ha hecho “sentir”… Pues bien, no sé, solo siento que siento más.

Voy a dar varios ejemplos…

Siento compasión, a falta de mejor palabra, por todos aquellos que queriendo ser padres no lo son. Mi paternidad es accidental, no buscada, no deseada, y no deseada no en el sentido de que me arrepiento, porque para nada, me siento feliz de tener a Jimena, pero nunca me vi siendo padre. No era algo que proactivamente buscaba, ni que sentía que me hacía falta. No era algo que necesitaba ni que sintiera que fuera para mí.  Siento compasión por todas esas parejas que quieren tener hijos y que no pueden. Y de nuevo, no sé si compasión es la mejor palabra. Al rato podría usar “simpatía”, pues en efecto hay una inclinación afectiva hacia ellas, solo que es espontánea de mi lado y no necesariamente espero que sea mutua. Siento simpatía por esas personas que se someten a largos y dolorosos procesos físicos, mentales y además, económicos para poder tener hijos.

Siento simpatía por aquellas personas que están solas y sin pareja, y no pueden tener un hijo que los acompañe de manera espontánea.

Siento simpatía por todas aquellas parejas formadas por dos hombres o por dos mujeres y que quiere un hijo. ¿Por qué putas les tiene que costar tanto tener un hijo? Al final de cuentas, lo que importa es que sean amados, ¿no?

Siento lástima por todas esas personas que pudiendo disfrutar del fenómeno de la paternidad prefieren pasar el tiempo con sus amigotes. Y sí. Lástima es lo que me dan.

Siento dolor por todos aquellos que han disfrutado momentáneamente la paternidad. Algunos con hijos que nacen muertos (o como diría Tiffer en Derecho Penal, “obituan”, pues no se puede “nacer muerto”, es un sinsentido) y otros que los han perdido a corto, mediano o largo plazo. Yo conozco muchos dolores, pero no me quiero imaginar el dolor de perder a mi Jime.

Siento odio por aquellos que abusan de criaturas tan indefensas. Siento repulsión por aquellos que no solo los lastiman física y verbalmente, pero que también abusan de ellos sexualmente. No se ha inventado castigo sobre la tierra para someter a un energúmeno de esos a algo que ya no es justicia ni es venganza, es algo más, pero no es bueno. Y no debería de ser bueno.

Siento admiración por aquellos que proactivamente buscan la oportunidad de criar niños ajenos. ¡Qué increíble debe de ser velar por un ser humano que no sea suyo y quererlo como a un hijo!

Siento respeto, mucho, por todos aquellos que han experimentado la paternidad múltiple. Amo a Jime. Pero ya con una me basta y me sobra. Mis respetos a todos aquellos que tienen dos, tres, cuatro o muchos hijos más. ¡Qué energía!

Siento dicha, mucha, de poder ser papá. Me siento afortunado de poder tener una hija y de poder quererla, amarla y procurarle todo lo que yo sienta que es bueno para ella.

A esos sentires les agrego otros que pueden ser de otro tipo…

Siento admiración por todas esas madres solteras que han salido adelante con sus hijos.

Siento el doble de admiración por todos aquellos padres solteros que han salido adelante con sus hijos. Definitivamente las consideraciones que se tienen con los padres son diferentes que las que se tienen con las madres. Bien por aquellos que decidieron ser los responsables y dejarse los carajillos a cargo.

Siento admiración por todas esas que han decidido NO ser madres. Creo que es muy maduro tomar esa decisión.

Siento respeto por aquellas que han decidido acabar con un embarazo no deseado. Soy fiel creyente de la famosa elección. Yo dudo que optaría por ese camino, pero creo que no soy nadie para obligar a otra persona a hacerse cargo de un ser un humano. Creo que la prohibición se maneja como una especie de castigo… En donde es muy sencillo decir “que lo tenga y lo dé en adopción”… Pero y… ¿Quién la acompaña los nueves meses? ¿Quién la ayuda en esas noches difíciles? ¿Quién le va a prestar ayuda económica para que le haga frente a las obligaciones médicas? ¿Quién va a estar con ella si le da ese famoso trauma post parto? ¿Quién le va a dar las atenciones cuando las necesite? Yo sé que este respeto puede ser contradictorio con los otros respetos que he mencionado antes… Pero primero, es imposible “tener sentido” siempre. Segundo, yo no lo veo taaaaan contradictorio.

Siento un amor increíble por Jime. No se los puedo explicar. Siento un rechazo gigante a la frase “es que solo un padre lo comprende” o “cuando usted tenga hijos lo va a entender”… Pero tengo que aceptar que por más que las rechace y por más que evite usarlas, son las frases más acertadas para describir ese sentimiento, que irónicamente, no lo describen del todo.


Siento ganas de abrazar a Jime. Siento ganas de verla todo el día. Siento ganas de alzarla, de jugar con ella, de meterla a la piscina, de ayudarla a sentarse, a gatear, a caminar, a correr, a andar en bici, a conducir… Siento ganas de leerle, de cantarle, de dormirla… Siento ganas de escribir lo que siento, pero siento ganas de llorar si continúo. Eso es lo que siento. Y más.

miércoles, 15 de abril de 2015

Esto del mundo de la paternidad…

Y bueno, hace algunos días me preguntaron que qué se sentía ser padre. Esa es una respuesta muy compleja. Hoy justo hace un mes soy papá. Pueden decir que lo era antes, pues Jimena no es producto de la generación espontánea, antes bien, hubo un período largo y complejo de casi cuarenta semanas en las que se fue gestando dentro de Pri.


Yo a Pri la conocí un 15 de marzo del 2014. Cuando la conocí había dos cosas que tenía pendientes… La primera era mi tatuaje, me iba a tatuar. La segunda, la vasectomía. De la primera hablé con ella. Ese es un tema “pospuesto”, pues sigo con muchas ganas de hacerlo. La segunda, evidentemente, no la iba a hablar con ella… ¿Cómo me iba a hacer la vasectomía si eso iba  implicar estar “fuera de las canchas” por algunos días?… ¿Qué le iba a decir? Ey, mirá, no te puedo ver porque tuve una pequeña intervención en el pilín. No no no.


Bueno, el proceso fue sumario, nos conocimos, jalamos, tuve mi accidente en moto (justo mañana 16 de abril cumpliré un año de haber “vuelto a la vida”), le propuse matrimonio, nos fuimos a vivir juntos, y en cuestión de días, nos dimos cuenta de que estaba embarazada.
Jimena, como muchos otros, es producto del Mundial. Sí, lo sé, a mí no me gusta el fútbol, pero ese día anoté como los grandes.
Cuando me dí cuenta que iba a ser padre, no lo podía creer. Lloré. Me alegré. Mucho.  Desde el día uno estuve muy feliz. ¿Por qué tan feliz? Pues porque quería hacer a Priscilla feliz, y yo sabía que la maternidad para ella era importante, y pues bien, con eso  saldaba una deuda interna de hacer todo lo posible por hacerla feliz.


Llegó el embarazo, y ese es un tema muy ingrato. Toda la atención gira en torno al producto de la concepción y en torno a la “portadora”. Uno es como el donante, ese que aportó el espermatozoide y ya. Dichosamente Pri siempre me dio mi lugar de “padre” y eso no pasó a más. Pero sí me pone a pensar en lo mucho que ha cambiado la sociedad y en lo poco que piensa o en lo mal que piensa cuando se va a extremos. Se pasó de un esquema en el que el hombre hacía lo que le daba la gana a tener muchas responsabilidades. Muchas mujeres le resienten a la historia cosas que ellas no han sufrido, si bien es cierto muchas sí lo han padecido, algunas otras no. Entonces vienen muchas cosas relacionadas a una especie de deuda histórica que algunas tergiversan para sacar provecho. De nuevo, dichosamente mi esposa es una mujer centrada y justa. Es una que pide chineos, pero que los da. Es una que pide atenciones, pero que las da.


¿Por qué les cuento eso? Pues creo sinceramente que bajo otras circunstancias el embarazo puede ser un evento traumático. Si uno no quiere a la persona con quien va a tener un hijo, es mejor ni hacerlo, pues es todo un reto y sobretodo es un reto desconocido. Un reto en el que nadie tiene la respuesta correcta. Un reto en el que nadie te puede dar una receta mágica para que las cosas funcionen de maravilla.


Pero bueno. Pasan las semanas. Jime responde a mi voz desde el vientre. Yo veo como Pri cambia día con día y con ilusión espero que llegue ese 15 de marzo. Fecha en la que se supone nacerá mi hija. A todo esto, como a medio camino, uno se da cuenta que es lo que viene… Si es un niño o una niña. Es una niña. No sé por qué, pero cuando me doy cuenta que es una Jimena, lloro. Lloro mucho. Lloro tres días con sus noches. No quepo de la felicidad. Les digo a TODOS que voy a ser padre de una niña. Al guarda del parqueo, a la conserje del trabajo, a la cajera del súper, al señor que me hizo la mudanza, a mi mecánico lo llamo y le cuento. En fin, no hay nadie que no sepa que seré padre… Y no cualquier tipo de padre… Un padre muy orgulloso.


Pasan más semanas y llega el día del nacimiento. Domingo. Salimos temprano de casa rumbo a la clínica. Mi esposa casi que rueda, a punto de explotar. Yo no quiero ver cómo sacan a mi hija, entonces le digo que la voy a acompañar, pero que no veré cómo la sacan, le digo que me voy a quedar “de este lado de la cortina”.


Ya en la sala de operaciones veo como la cortan. Me asomo. Me asomo un poco más. Veo sangre. Dejo a Pri de lado y me acerco al lado de los doctores. “Aléjese, no puede estar tan cerca, tiene que estar detrás de la raya.” Me alejo. Veo como abren a mi esposa y como sacan a mi enana. Lloro de la emoción. La veo y no lo puedo creer. La cabrona es gigante. Mide 50 centímetros. Pri mide un metro con cincuenta. Mi hija es literalmente la tercera parte de mi esposa. Reacción inmediata: Respeto total y absoluto para las mujeres. ¡Qué bárbaras! ¡Qué resistencia! ¡Qué poder!


Salimos. La miden. La limpian. Le sacan líquido de todo lado. Ella defeca, orina. La limpian. Y por fin, luego de mucho tiempo de soñar cómo era su carita, la puedo ver bien. La puedo sostener. Me la dan. Hago las de papá canguro. La siento calientita junto a mi pecho. La abrazo. Estoy abrazando a la vida misma. Estoy como loco y solo puedo llorar. Siento como que una parte de mí, lo mejor de mí, me abandonó, y eso, eso ahí formó un maravilloso ser humano. Como me dijo mi querido don Roberto… “Rubén, cabrón, cómo me alegra que le hayás dicho sí a la vida”. ¡Ay! Sí. Le dije sí. La amo. La adoro.


Los gringos tienen muchos procesos para registrar sus beneficios laborales, hay algunos a los que ellos llaman “life changing event”… Pues no se me ocurre mejor manera de describirlo. Un hijo le cambia la vida a uno para siempre. Ver a Jime, pequeñita, indefensa, dependiendo en su totalidad de lo que Pri y yo le demos. Eso  ahí. Ese momento en el que uno se da cuenta que “esa carajada” que acaba de salir de mi esposa depende de nosotros, ufff… No lo puedo describir. Es impresionante. Ser padre no es difícil. Es cuestión de poner el pilín en algún lugar, sentir el calambrito y zaz. Quedó embarazada. Punto. Ser un buen padre es diferente. Es muy difícil. Es una decisión muy delicada. Es algo para lo que uno no está preparado. Es algo desconocido. Es algo a su vez injusto… Porque, ¿qué demonios es ser un buen padre? Si existiera una fórmula que se pueda replicar sería facilísimo, pero no. Ser padre y tratar de ser un buen padre es algo para lo que nada en esta vida lo puede preparar a uno.
Pero bien. Ser padre. ¿Qué es ser padre? Pues no sé. Yo a Jime le hablo. Le canto. Le leo. La baño. La cambio. La cambié desde el primer día. Ví como lo hizo una enfermera y desde entonces cada vez que puedo, la cambio. No seré el mejor “cambiador” de pañales, pero lo disfruto. La bañé desde el primer día que estuvimos en casa. Odié que en el hospital no me dejaran hacerlo “porque es parte del protocolo”… ¿Sabe usted qué puede hacer con ese protocolo? Imprímalo, enróllelo en forma cónica y… Bueno, ustedes saben para dónde va eso. No me gustó que no me dejaran bañarla. Lo sentí como una transgresión a mi sagrado derecho de ser un bonus pater familias… Curioso… En derecho nos hablan deo cuidado de un bonus pater familias… Yo no dimensioné tal responsabilidad hasta que no tuve a Jime en mis brazos…. Yo creo que cuando se estudia muy joven se es estúpido y no se entienden muchas cosas que con los años van cayendo por su propio peso.


Pero bueno, sigo. Llegamos a casa. Tengo una responsabilidad gigante… Por un lado mi esposa recién parida y por el otro mi hija recién nacida. Tomé dos semanas de vacaciones. Y eso me hace preguntarme… ¿por qué no hay un permiso de paternidad? ¿Por qué solo a la mujer se le da ese derecho de estar con su hijo? Creo que hay que revisar la legislación alrededor del tema… No es posible que yo no tenga derecho a pasar por lo menos un mes con mi familia. Pero bueno, estamos en el campo del ser y no del deber ser, y así es como son las cosas…
Sigo con eso de la paternidad. Es raro. Son muchas cosas. ¿La dejo llorar? ¿La alzo? ¿Le doy fórmula? ¿La despierto? ¿Cómo la despierto? A todo lo anterior, solo tengo la respuesta estándar de “no sé”. Pero es cuando entra en la foto el “experto”, ese que salva vidas de niños. Ese que mierdosillos todo el día todos los días. Más respeto para los doctores.


Pero bueno… Todavía no respondo la interrogante de ¿qué siente el nuevo papá? Mi respuesta sigue siendo la misma. No sé. Para mí es un privilegio. Es una obligación. Es un trabajo a tiempo completo. Es un sueño que nunca pensé que tendría pero que eventualmente se hizo mi realidad. No hay nada más importante para mí que tratar de ser un buen esposo y luego un buen padre. ¿Por qué un buen esposo? Pues creo que para ser un buen padre una condición es ser un buen esposo.


Les cuento que el sábado salí con mi hija, solo. Tuve que convencer a Pri de que era bueno para ella y necesario para mí. Pues yo quiero tener un día para mi hija. Quiero que ella asocie el sábado con el día de papá. Ese día me la llevé a la UCR, me la llevé a la Librería Nueva Década (que estaba cerrada por ser feriado), fuimos a comprar pan, visité a unos amigos queridos, visité a mi padre, a mi madre, la llevé al Museo de Arte Costarricense, luego nos encontramos con Pri y para cerrar la llevé a saludar a su Tía Tocks. Ese día le dí chupón, le saqué los cólicos, la cambié, le hablé todo el día. Fue un eterno monólogo. Nunca hubo respuesta. Pero fue un día que disfruté miles. ¿Por qué? Porque lo pasé con mi hija. Con lo mejor de mí.


La paternidad me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. Me ha dado muchas felicidades pero también me quitado muchas horas de sueño. Me ha dado satisfacciones que no conocía y me ha dado miedos que no sabía que podía tener. ¿Mi mayor miedo? No ser un buen papá.
Para terminar, ¿qué siento? Siento alegría y siento miedo. Siento amor y siento lástima. ¿Por qué lástima? Siento lástima por aquellos que no han podido disfrutar el fenómeno de la paternidad como yo he tenido la dicha de hacerlo en mi primer mes. Siento que siento muchas cosas, y no las puedo explicar todas. Siento que siento. Eso es lo que siento. Siento más. Y me encanta sentir más. Muchas gracias por leerme. Los quiero mucho a todos.

domingo, 24 de julio de 2011

Esdrújulas.

Al pensar en ella se me sale una lágrima,
Quiero que se dé toda, pero lo que ella da es una dádiva,
Cuando me dice que sí me oscurece el ánima,
Siempre me planta y eso me genera una “dúvida”.

Hablo con ella y la llamo Fátima,
Cuando me responde la veo como una Úrsula,
Me engaña como si fuera una Ágata,
Creo que me la comería al igual que a la rúgula.

Ella es ácida, pálida, híbrida y escuálida,
Es la décima, la plácida, la flácida, la esdrújula,
Histriónica, armónica, sinfónica, crisálida,
Bucólica, hegemónica, daltónica, el norte en mi brújula.

Mi Antígona personal ahorcándose,
Mi mujer hegemónica,
Mi típica mujer alejándose,
Mi típica conclusión histórica.

El precio a pagar por el dolor es módico,
Después de todo no estamos en Mónaco,
Pareciera que todo en ella es orgánico,
Yo estaré bien ¡Qué no cunda el pánico!

lunes, 4 de julio de 2011

¡Maldito inglés!

Cuando el avión despega va “up”
Cuando el avión aterriza va “down”
Con la cámara hago un “close up”
Al niño que va delante y parece un “clown”.

La señora va al baño y para entrar hace “push”
Es alta, pega al techo y se escucha un “ush”
Dudo que estas cosas le pasen a un “Bush”
El que sigue en la línea usa calzado de ese que tiene un “swoosh”.

Pequeñas palabras, el inglés está “in”
“Fasten your belt while seated”
La niña de al lado se parece a “Casper” y no a Gasparín
“Where the fuck is my sandwich, I didn´t eat it!”

Cuando fui a Italia no decía ni “ciao”
Años después vengo a Brasil y solo digo “obrigado”
Es un polito de Costa Rica ¡A pecao!
Estamos a 10 grados centrigados, por dicha vine abrigado. Y con eso digo: “Over and out”

Pasando lista.

En la mañana iba conversando con el taxista
Alcohol, mujeres, fútbol, como sacado de revista
Era humilde, un poco torpe tal vez machista
¡Pero qué sé yo! ¡Soy muchas cosas pero no taxidermista!

El señor del pelo gris parece ser un voyerista
Se asoma a lo que escribo, ojalá que no sea un moralista
Pareciera que de joven fue un anarquista
Pero ese soy yo ahora jugando de bromista.

El de adelante lee el Wall St. Journal, es un analista
La de atrás sobre la boda de Guillermo y la boda de Alberto, una “monarquista”
La de al lado en loto y estirada, una contorsionista
Mas allá una con una laptop, si fuera una Olivetti sería la oficinista.

Uno se ajusta el lente, seguro no fue al oculista
Otro hace fila cepillo en mano, le teme al dentista
La luz sigue apagada y no puedo dormir, quiero un anestesista
Sigo escribiendo, es el placer de un masoquista.

Uno saca un cable y juega, fijo es electricista
Una sonríe, gesticula, cierra los ojos, parece florista
Aquél está quieto, no hace ni dice nada, un hijo de puta egoísta
Voy camino a Brasil, fijo va un maldito futbolista.

En ejecutiva él trata de conversar con ella, el ilusionista
La aeromoza gesticula como toda una corista
La macha con ojeras con pasado de porrista
Y este servidor con aires de cronista.

Adiós a la prosa... Odio al portugués...

Leyendo a Quevedo, a Buesa y a Espronceda
Influenciado obviamente por mi querido Maestro
Escuchando a Sabina para ver que me enseña
¡Ay! ¡De seguro jamás llegaré a ser tan diestro.

Expresarse es difícil en principio
Especialmente cuando se peca de exceso
Frenarme a escribir en prosa es como saltar de un precipicio
O como pretender no gozar el vino o el sexo.

Mientras escribía esto me apagaron la luz
Tal vez hubo una queja del material escrito
La oscuridad me va con este blues
¡Qué pena! No he llegado a Brasil y ya estoy proscrito.

Cierro el paréntesis de la falta de claridad
Pues por dicha me acompaña un pequeño bombillo
Pienso cosas que no puedo hacer por probidad
Pero tengo brasileñas, asientos desocupados y nadie en el pasillo.

Algunos piensan que es probable que encuentre una gatinha
Yo ando trabajando y no en busca de garota
Si el destino es bueno aparecerá una cachorrinha
Pero con mi suerte fijo se parecerá a una marmota.

Bello español, hermoso italiano, útil inglés
Lenguas romanas esas tres
Nunca me pude meter en clases de francés
Y ahora me toca trabajar con el maldito portugués…

Envidia.

¿Cómo añorar algo que nunca se ha tenido?
¿O es más bien recordar lo que se ha perdido?
Yo podría jurar que nunca me ha sucedido
Pero algunos me dicen que sí lo he vivido.

Al viajar se evidencia su ausencia
Se acentúa más que cuando amanezco sin su presencia
No podría decir su nombre por decencia
¡Ja! ¡Qué engaño, no lo puedo decir por carencia.

No hay lágrimas al partir
Viajar al fin y al cabo no es como parir
Estoy al tanto que esto es solo ir y venir
Espero regresar y no tener que morir.

No comprendo por qué ahora
Florecen estos sentimientos enterrados
En este instante es por el Señor y la Señora
Que aun mayores durante todo el vuelo van como un par de enamorados.

Ella pelirroja y el muy canoso
Pareciera que llevan muchos años conviviendo
Ella muy tierna y el cariñoso
Van hablando, riendo, jugando y comiendo.

sábado, 2 de julio de 2011

Arrepentimiento.

El inexorable paso del tiempo,
“Todas las horas hieren, pero la última mata”,
Eso lo grafiteó alguien como un pasatiempo,
Mientras tanto yo vivo como un autómata.

No sé si lo que tengo es un remordimiento,
La mayoría de los días me siento compungido,
Estoy casi seguro que no es arrepentimiento,
Pero de eso no estoy completamente convencido.

El camino sigo, y trato de no detenerme,
Casi no hay señales, tampoco lo transita mucha gente,
A veces me detengo y trato de componerme,
Otras solo sigo cadenciosamente.

Desconozco el destino, perdí el itinerario,
Muchas veces continúo por inercia,
Otras solo por ser ordinario,
¡Maldición! Ya no puedo con la abstinencia.

Maldición más grande el ser racional,
Me iba mejor cuando era sentimental,
Ya casi soy de nuevo virginal,
Extraño mucho el placer vaginal.

Ya no existe el morbo sin logos,
No me la ponen dura cuando no saben pensar,
No necesito que me citen de Borges “Los teólogos”,
Pero quiero una que haga algo más que follar.

Aves de paso diría mi amado Sabina,
Aviario indecente que ya no quiero recordar,
Están la veterana, la loca, la “teen” y la china,
La caracola, la innombrable, la vecina para dilapidar.

Podría mencionar nombres y apellidos,
Y así advertir a quien me lee,
Pero no quiero que me claven cuchillos ni colmillos,
Así que mejor lo mantendré breve.

Muchos me mal interpretan y me llaman superficial,
Yo discrepo, pues no pido un gran físico,
Yo solo pido una mujer intelectual,
Con buenas costumbres, como usar dentífrico.

No sé si es un pedido muy visceral,
Herrumbrado estoy en estas lides,
Un hombre busca una mujer no espiritual,
Por eso no se anuncia en Radio Fides.

viernes, 1 de julio de 2011

La Villa Lobos.

“El hombre es el lobo del hombre” Hobbes decía,
Un poco pesimista nuestro amigo inglés,
Lo que afirma suena más a profecía,
“El hombre vale tanto cuanto él se estima.” afirma un tal Rabelais.

Villano, traidor, sinvergüenza, alevoso, bellaco, vil,
Lobo ciertamente parece ser el hombre, no es un desvarío,
Pero no todos son malos, especialmente cuando creados por un buril,
Sus motivos tiene el lobo, me contó un tal Darío.

Asentamiento, barriada, metrópoli o villa,
Un canis lupus merodeando por la orilla,
La integridad de una persona entendida como una astilla,
Cuando se está rodeado de pura pacotilla.

Tenemos un hombre, un lobo y una villa,
Con esos tres elementos es un lugar seguro para todos,
Este hombre además de honesto, brilla;
Yo podría ser vecino de Villa Lobos.

Acertijo.

Regreso a donde me dejaste,
Parto de donde me quedé,
No sé que estoy arrastrando,
Pero lo averiguaré.

Garabateando.

En una reunión estaba garabateando,
Me pusieron a hablar y me vi improvisando,
No estaba seguro de lo que estaba pasando,
El legítimo gerundio, endo, ando.

Leyendo, escribiendo, durmiendo, trabajando,
Riendo, corriendo, paseando, manejando,
Comiendo, platicando, huyendo, escalando,
Analizando, pintando, cayendo, soñando.

Despertando, volviendo, subiendo, bajando,
Creciendo, mirando, silbando, añorando,
Llamando, respondiendo, aprendiendo, practicando,
Nadando, midiendo, mintiendo y robando.

Muriendo, escuchando, rayando, empezando,
Pensando, hiriendo, sanando, olvidando,
Preparando, destruyendo, soplando, coordinando,
Cerrando, sellando, llorando, terminando.

Resignación.

No era un sórdido romance,
Era tan solo un mórbido rumor,
Más o menos como un Rómulo sin Remo,
O un pómulo sin rubor.

Como un báculo sin un débil y un viejo a quien ayudar,
En un cenáculo sin nadie con quien conversar,
Es un espectáculo poco digno de admirar,
Un carbúnculo sin rojo carmesí ni un lugar donde colgar.

Un estorbo, un adorno, una floritura innecesaria,
Una hipérbole, un diptongo, una diéresis tal vez precaria,
Una misa, una procesión, un 2 de febrero, sin la Candelaria,
Algo cercano a una lombriz parasitaria.

En el fuero interno resuenan sus palabras,
En el recuerdo habitan vívidas imágenes,
Hoy no se vislumbran posibilidades,
En el mañana estoy atrapado entre vacas y cabras.

De fuga.

Siempre se repite la misma historia,
El tiempo es como el agua en una noria,
La experiencia es buena, probatoria,
Los recuerdos quedan en la memoria.

Me carcome una ansiedad migratoria,
No quiero que me sigan la trayectoria,
Quiero una salida satisfactoria,
Ver atrás y poder gritar ¡Victoria!

jueves, 30 de junio de 2011

Imaginario.

No pretendo escribir un anecdotario,
Ni mucho menos crear un animalario,
Me gustaría más hacer un bestiario,
Y jamás me comprometería a diseñar un balneario.

Me siento un poco solitario,
Me pregunto si así es como se siente un sicario,
Asumo que nada tiene que ver con ser sagitario,
Y para nada se relaciona a un tema arancelario.

Podría recitar el abecedario,
O buscar un buen adversario,
Tomar una pala y dedicarme a lo agrario,
O diversificarme y probar lo agropecuario.

Tengo ganas de leer, pero no quiero ver ese anuario,
Prefiero buscar palabras en ese diccionario,
Sea lo que sea, no voy a usar ese escapulario,
No me siento religioso, me siento más como un corsario.

Si me trato de esconder, me subo al campanario,
No quiero ir al centro comunitario,
Y mucho menos al confesionario,
Corro y corro, y termino en el patio ferroviario.

¡Qué agradable sorpresa! ¡Es un lugar hospitalario!
No crean que es un lugar imaginario,
Antes bien, es un recuerdo milenario,
Digno de un humilde aspirante a anticuario.

miércoles, 29 de junio de 2011

Camanances.

Con el paso de algunos días,
Pensé que lograba ciertos avances,
Pero no, estaba como el libro de Jeremías,
Estaba lleno de percances.

Ya no creo ni en el mesías,
Pues tengo cero romances,
Cuando pensé que ella me elegía,
En realidad me quedé sin camanances…

¡Era eso!

Este material nunca será impreso,
Puede ser considerado como un divieso,
A veces ralo, a veces espeso,
¡Qué dios me agarre como sea, menos confeso!

Me está doliendo un poco el hueso,
Pero creo que es por ser un poco grueso,
Por mi contextura no me intereso,
Me siento y espero solo el deceso.

Nunca llegué al congreso,
Ni bebí tampoco mucho espresso,
Hoy siento que me expreso,
Escribo, escribo, y no ceso.

Quería dar más pero no tuve acceso,
Ni siquiera quedé como un barbiespeso,
Yo quería plantar un codeso,
No pude siquiera sembrar un cantueso.

Creo que ya he escrito en exceso,
Debo dejar de pensar en eso,
Hoy me sentí medio “guezo”,
Pero es por que tenia una razón de pezo.

Regalar.

A un buen amigo se le da con placer y desprendimiento,
Eso es un requisito de la generosidad,
No puede haber jamás arrepentimiento,
Pues dejaría de ser un acto de bondad.

Cuando les digo esto aquí no les miento,
Y no es tampoco ninguna ambigüedad,
El dar gustoso es una señal de agradecimiento,
A lo que es simplemente una hermosa AMISTAD.

martes, 28 de junio de 2011

Insistencia.

No sé si es por fea o desesperada,
Pero la muchacha tiene insistencia,
No me gusta para nada,
Por lo que opongo resistencia.

Buena gente pero desaliñada,
Saca un diez en persistencia,
No la quiero ni operada,
Ni aunque venga con olor a hortensia.

Tres cuartas debajo del corazón no me mueve nada,
Vacas gordas, vacas flacas… ¡Qué pestilencia!
Ella quiere estar acurrucada,
Yo la podría mandar de un patadón a la luna de Valencia.

Como siempre me busca una alocada,
No sé si me falta pericia,
Creo que hablarle fue una embarcada,
¡Por dicha sí tengo malicia!

domingo, 26 de junio de 2011

¡Tanto en la cabeza!

El Big Bang, Darwin, el universo, el músculo, el dios, el hombre,
Venus de Europa, Venus de Willendorf, Venus de Milo, la mujer,
Guerras, progreso, trabajo, economía, personas con hambre,
Tecnología, siniestros, bulas papales hechas no en un colchón más en un somier.

Un código de Hammurabi, algunos rollos del mar Muerto, la biblioteca de Alejandría,
El nacimiento de un bastardo que cambia el rumbo de la humanidad,
Una virgen que no es virgen y que dejó un legado de pura algarabía,
¿A dónde iremos a parar si no encontramos la humildad?

Un concilio de Nicea convocado por Constantino,
Una religión, un culto, un dios, una virgen, un hijo y una paloma,
Se dice que multiplicó peces y panes, pero no se menciona ningún langostino,
¿Será que los quería tentar en plena comilona?

Un mundo mágico, uno religioso y uno científico,
Mundos encontrados, mundos separados, mundos relacionados por gerundios,
Maldito eterno retorno, ¿regresaremos al paleolítico?
Sería interesante rendirle pleitesía a una piedra tallada y llamarla con amor Dios.

Edad media, cruzadas, fuego y palo,
¡Vamos hombre, no parece que fuera tan malo!
Monasterios, reyes, princesas, latifundios, magos,
Lo gótico nos demuestra que no eran bárbaros.

Revolución Industrial, Iluminismo, lo mezclo todo ahora mismo,
No sé que me pasa, pero ya perdí la noción y estoy a punto de hablar del Peronismo,
No sé si hablar de Marx, de Mao, de Hitler, de Franco, Stalin o de Mussolini,
O cerrar esta computadora, prender el tele y ver Teorema de Pasolini u 8½ de Fellini.

Calatrava, Gaudí, Escher, Posada, Frank Lloyd Wright escribiéndole a Edgar Kaufmann,
Guernica, Picasso, Chillida , Savater, Euskadi Ta Askatasuna,
No sé por qué, pero sigo y lo rimo con Batasuna
Hesse, Borges, Fuentes, García Márquez, maldita regla de octava que no consigo ni una.

Lo mezclo y pienso que esto es un error,
No sé que haría en mi lugar un tal Nicanor,
Tomo vino blanco o whiskey de vez en cuando,
Pero chocolate caliente para salir levitando.

Mejor termino por acá y dejo esto por que tengo jaqueca,
Castro, Tinoco, Arias, Ratzinger, Wojtyła, Bush,
Una firme y una honesta, me duele la cabeza de tanto push,
Para terminar esta carajada le iba a poner manteca, pero mejor me jalo con un ¡Eureka!